lunes, 24 de mayo de 2010

Caos, Creación y Orden

“Entonces no había ni gente, ni animales, ni árboles, ni piedras ni nada. Todo era un erial desolación sin limites. Encima de las llanuras el espacio yacía inmóvil; en tanto que sobre el caos descansaba la inmensidad del mar. Nada estaba junto ni ocupado. Lo de abajo no tenía semejanza con lo de arriba. Ninguna cosa se veía de pie.”

Popol Vuh

Caos, al principio de los tiempos todo era caos o así lo concebían nuestros antiguos mexicanos. Todo estaba junto, el cielo estaba sobre las aguas y no había tierra. Entonces las Fuerzas Creadoras comenzaron a separar las cosas, agruparlas, conjuntarlas y darles un orden en sí. Ordenando al caos es como hicieron el universo con sus diversos reinos.

Esta es una enseñanza para nuestra vida cotidiana. Toda creación surge a partir de ordenar el caos. El caos son los elementos de los cuales dispone el artista para, aparir de allí, hacer una creación (entiéndese como artista todo ser creador).

Los antiguos mexicanos eran artistas a nivel cósmico, es decir: comprendieron que ellos eran parte del cosmos, de la misma naturaleza. Y esto lo reflejaban en sus ciudades al crear edificaciones que representaban a los grandes astros, como el Sol, la Luna, el planeta Venus etc. De esta forma se integraban a la danza eterna de la creación y armonizaban con ella. Pues lo que antes era un terreno caótico lo trasformaban en un nuevo reflejo del cosmos, aplicando así las enseñazas de las fuerzas creadoras.

Nuestras sociedades actuales son caóticas por que carecen de un verdadero orden. Este orden debe comenzar por que el hombre comprenda que le corresponde comportarse como hombre y no como bestia. El hombre tiene el don de la palabra y el deber de utilizarlo correctamente. Y esto se hace cuando lo que dice con la boca lo sostiene con sus actos, por ello al gobernante se le llamaba Tlatoani, es decir el que habla correctamente. Esta es la base del hombre cosmico, el que alguna vez camino por la Madre Tierra Coatlicue y el que una vez más debe caminar en ella.

No es fácil ser congruente con tu pensar, hablar y actuar, pero bien vale la pena hacer el intento y mas si tu camino es recto y ascendente.

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