lunes, 21 de septiembre de 2009

Que es en realidad la mitología?



Este artículo tenía como finalidad ser publicado en la revista Letra 11, pero el editor de la misma lo rechazó debido a que no muestro dos versiones contrarias en conflicto. Más sin embargo considero que tiene valiosa información que merece salir a la luz.

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Mitología, ¿puras mentiras o gran ciencia psicológica?

En la actualidad la ciencia moderna nos dice que la mitología son un conjunto de mitos que generalmente tienen un orden o una cohesión entre sí, los cuales servían a las culturas primitivas para intentar explicar aquellas cosas que no tenían una explicación simple. Estas explicaciones eran imaginarias en su gran mayoría o creadas por la superstición de la gente según dicen nuestros modernos científicos. ¿Será cierto que la llamada mitología son sólo suposiciones o invenciones de la mente humana?

Hay que aclarar también que la religión y la mitología se diferencian por una única cosa: que la primera se le rinde culto y a la segunda ya no. Sólo que el actual pensamiento judeocristiano que impera en la época, nos impide ver esta obviedad que para los ojos de la ciencia es un hecho claro. Si a la llamada mitología del ayer comenzamos a rendirle culto, entonces ésta se transforma en religión nuevamente. Por ejemplo, para muchos los relatos de los vedas son mitos, pero en la India y para algunas personas más, estos relatos son una religión.

Las religiones de la antigüedad (hoy mitologías) tenían como propósito el religar al hombre con el mundo sagrado; integrar al hombre al orden cósmico y velar por que el hombre fuera un factor de equilibrio que ligara el mundo terrenal con lo sagrado. Para ello se valían de los relatos míticos, los cuales no son literales, sino que son alegorías repletas de símbolos que deben ser interpretados o descifrados por el maestro o devoto. Cosa que el maestro psicólogo Jung estudió a profundidad.

Dentro de los relatos mayas, nahuatl así como los hindúes, el héroe o el dios protagónico es un modelo de virtud a seguir, un arquetipo ejemplar de conducta o en su defecto muestra las consecuencias de actuar erradamente. Las acciones del héroe son una guía para el hombre hacia el despertar de la conciencia y a la inmortalidad de la misma. Siguiendo los ejemplos de los dioses buscaban que el hombre se trasformara en un de ellos, un Tlacateotl u hombre dios. No por nada fundaron Teotihuacan gran centro de conocimiento, cuya traducción literaria significa la ciudad donde los hombres se transforman en dioses.

Uno de los arquetipos más importantes para los antiguos mexicanos era el llamado “Nacimiento del Sol Glorioso” o del Señor Huitzilopochtli. Según la leyenda, al momento de nacer Huitzilopochtli, se manifestó en su forma adulta con su arma Xiucoatl y su rodela, presto para enfrentar a su hermana la diosa de la luna Coyolxauhqui y a los cuatrocientos surianos, los cuales pretendían dar muerte a su madre Coatlicue. Huitzilopochtli, acompañado de su fiel amigo Tochancauqui, combatió y derrotó a Coyolxauhqui y a los cuatrocientos surianos.




Si lo vemos superficialmente, esta historia puede parecer un simple mito fantástico, pero analizándola profundidad en realidad nos habla de una batalla interna librada en la misma psique del hombre. La diosa Coatlicue simboliza el ser o alma de la persona. La diosa de la luna es las pasiones desbordadas y sin control la cual comanda los pensamientos volubles y especulativos los cuales tienen encarnación en los cuatrocientos surianos. El Señor Huitzilopochtli representa la virtud de la voluntad humana, la cual debe ser cultivada con el conocimiento del dominio de si mismo el cual viene siendo representado por el fiel amigo Tochancauqui. Y estos últimos, terminan por imponerse y dominar a las pasiones desenfrenadas así como a los pensamientos especulativos.

Como lo dice el investigador Guillermo Marín, los antiguos mexicanos llamaban guerrero al hombre que buscaba cultivar sus virtudes y combatir sus defectos, librando la mayor de las batallas: la lucha por conquistarse a si mismo y despertar su propia conciencia.

¿Despertar? Pero si estoy despierto dirán ustedes.
Bueno, los antiguos mexicanos al igual que los sudamericanos mapuches y escritores europeos como Gustav Meyrick, y rusos como P. Ouspensky no lo creen así. De hecho, los antiguos mexicanos llamaban el Mictlan o Xibalbá a la región de los hombres que no luchaban por conquistarse a si mismos. Región a la cual el gran dios Quetzalcoatl debía decender para recolectar y llevar consigo a los hombres que tuvieran el deseo de convertirse en guerrero, simbolizados éstos como los huesos que lograba extraer del Mictlan los cuales eran molidos para representar la renuncia del hombre a su anterior forma de vida y la recreación del mismo para simbolizar su nacimiento a la vida del guerrero espiritual.

Los toltecas decían que el hombre nace amorfo o anónimo ante los ojos de los dioses y que a través de su propio esfuerzo y el cultivo de sus virtudes le corresponde a sí mismo el labrarse un rostro y corazón para que los dioses puedan reconocerlo. Esto mismo es apoyado por el escritor Eliade Mircea, el cual nos dice en su libro “El Mito del Eterno Retorno” que cuando un hombre común muere éste viaja al lugar de los antepasados, fusionándose así con ellos y perdiendo su individualidad. Pero cuando este hombre decide seguir el ejemplo de los dioses, se transforma en héroe, en semidios, digno de ser ejemplo de otros hombres y de tener un lugar al lado de los dioses. Es por ello que para culturas como la griega o romana los héroes también jugaban un papel de suma importancia dentro de su religión al grado tal que llegaban a transformarse en constelaciones.

También llama mucho la atención que dentro de la mitología nos habla de ciclos, de que todo es cíclico y que a una época de esplendor le sucede una de carencias y viceversa. Pero el responsable de estos ciclos es nada más y nada menos que el mismo hombre. Narrándonos civilizaciones sumamente avanzadas como lo es la Atlante Tolteca y otras decadentes como lo fueron Xibalba.

En fin, recuerda que todo esto es pura mitología, puros mitos, es decir mentiras. Al menos claro, que la ciencia de la época actual encuentre una forma objetiva de comprobar todo lo aquí expuesto. y a manera de consejo, no intentes seguir el ejemplo de los dioses o de los héroes tu solito en casa, si quieres hacer eso busca a alguien mayor que pueda ayudarte.